El cuerpo
no existe, ilusión traspasada de carne que habilitó nuestro
encuentro.
El cuerpo
no importa, no es. Espejismo curado de miedos infundados y prejuicios
ignorantes que esperabas confirmar y temía confirmar, dispersados con la risa. El tiempo se nos vino, tierno. Y ese enorme pasado de espera, amontonado y
entero, se disipó en mí, en vos, arraigándonos, incrédulos, hoy. Haciéndonos olvidar los imposibles en este
fragmento de espacio tiempo nuestro, de nadie, secreto. Desde ayer hasta el
instante, desde el presente, a ningún lado. A ningún lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario